La sonrisa de Enrique es contagiosa. Todo el mundo que la ve comienza a reir de manera inmediata. Pero una mañana, Enrique se despierta sin ella y, triste, tiene que buscarla por todas partes. Así llegará hasta el almacén al que van a parar todas las sonrisas perdidas. A pesar de encontrar algunas sonrisas conocidas, la suya no aparece por ninguna parte.
Recomendado a partir del 1º ciclo de Primaria.
jueves, 22 de abril de 2010
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Había una vez un niño que se llamaba Enrique y cuando sonreía, también sonreía toda la gente. Un día perdió la sonrisa. Supo que para recuperar la sonrisa tenía que ir a un agujero de un árbol por donde se iba a un almacén de sonrisas perdidas. Encontró la de sus amigos pero la suya no.
ResponderEliminarJAVIER AGUILERA, 7 años, 2º curso de Primaria.